jueves, 12 de octubre de 2017

Cada semana un libro (4)

Un mundo feliz
Aldous Huxley



“En la excitación que le producía el hecho de conocer a un hombre que había leído a Shakespeare, había olvidado momentáneamente todo lo demás. El Interventor se encogió de hombros.
—Porque es antiguo; ésta es la razón principal. Aquí las cosas antiguas no nos son útiles.
—¿Aunque sean bellas?
—Especialmente cuando son bellas. La belleza ejerce una atracción, y nosotros no queremos que la gente se sienta atraída por cosas antiguas. Queremos que les gusten las nuevas."

De vez en cuando hace falta retomar los clásicos, al fin y al cabo, y diga la gente lo que diga, es literatura que nunca envejece. Este libro, en particular, se acerca más a nuestra sociedad actual que en el momento en el que fue escrito. Aunque está ambientado en una época ficticia en Inglaterra, me ha parecido el paradigma de la sociedad moderna. Nuestros protagonistas viven en un mundo donde han sido científicamente creados en probetas, con una baja inteligencia, y ya "condicionados" a trabajar en producción y a "ser felices" con la existencia que les ha tocado, donde no importan ni la libertad, ni el individuo, sino sólo la eficiencia, la productividad y el pertenecer a todos sin exclusividad. De pequeños ya les programan para que odien los libros y la naturaleza, porque no quieren que piensen por sí mismos y porque, la lectura y la naturaleza, son hábitos que no pertenecen al consumismo. 
Puede que el autor, al igual que George Orwell con "1984", no estuviera tan lejos de la realidad cuando lo escribió. Puede que nuestro "mundo civilizado" no sea tan civilizado como parece, si no más bien una condena a la libertad, al pensamiento, a los valores, una deriva hacia el consumismo y a olvidar los verdaderos placeres de la vida, que no son el ocio ni la diversión, sino el amor, los sentimientos, la pasión, el dolor que irremediablemente encontramos en la vida y que nos hace valorar lo que tenemos, encontrar esa felicidad que no se encuentra fuera, ni en las cosas, sino dentro de uno mismo. Esas cosas que nos hacen sentirnos vivos, lejos de cualquier imposición materialista.

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