jueves, 28 de diciembre de 2017

Charles Dickens y sus "Cuentos de Navidad": Genio y figura

Merece la pena por estas fechas recordar el magnífico cuento de Navidad de Charles Dickens.
"Cuento de Navidad" se publicó el 19 de diciembre de 1843, convirtiéndose en un éxito arrollador. Se lo autopublicó el propio Dickens, harto de negociar con editores chupasangres, con la seguridad de que iba a ser todo un éxito. Y lo fue. De la primera edición se vendieron unos 6.000 ejemplares y se agotaron en una semana. A finales del año siguiente ya había llegado a las 15.000 copias. Aún así, Dickens, no quedó del todo satisfecho.
Como la vida de casi todos los artistas, la vida de Dickens no fue nada fácil. Se podría decir que de las adversidades nace el Genio, y él es un gran ejemplo de ello.
Criado en el seno de una familia de clase media, tuvo que empezar a buscarse la vida cuando su padre fue enviado a prisión por impago de deudas y parte de la familia decidió irse con él, pues en aquella época se le permitía al moroso compartir celda con su familia.
Dickens, con 12 años, se vio obligado a empeñar su colección de libros, a dejar la escuela y a ponerse a trabajar en una fábrica de betún para calzado, donde conocería de primera mano las injusticias sociales del Londres victoriano, y las denunciaría más tarde en todas sus novelas, siendo su obra más destacada la de Oliver Twist. En varias ocasiones, guiado por su indignación ante los efectos de la Revolución industrial en los niños pobres, planeó publicar varios folletos donde denunciar esta situación, pero finalmente creyó que tendría más efecto su Cuento de Navidad que un mero panfleto político. Así ocurrió, y Cuento de Navidad ayudó a concienciar a la gente de la situación de los pobres fomentando el compromiso, la caridad y la generosidad.
Muchos ricos de la época se vieron reflejados en ese protagonista avaro y explotador de su cuento, Ebenezer Scrooge, que cambia su conducta cuando una serie de fantasmas le abren los ojos al mostrarle su pasado, su presente, y lo que le ocurrirá en el futuro si sigue comportándose así.
Una lección de humanidad y humildad que retorna a los viejos orígenes de la tradición navideña y lo aleja del acto de consumismo en el que se ha convertido.

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