sábado, 2 de noviembre de 2019

¿Qué esconde Alicia en el país de las maravillas?

Este último mes me he sumergido en el mágico y misterioso libro de Lewis Caroll (1832-1898), seudónimo del reverendo Charles Lutwidge Dogson, diácono de la Iglesia Anglicana y profesor de matemáticas en Oxford, apasionado de la fotografía y los niños, su libro Alicia en el país de las maravillas surgió de un cuento que improvisó para entretener a Alice Liddell, una niña de 10 años, hija del decano Christ Church, con la que tenía fuertes lazos. Incluso se dijo que el autor estaba enamorado de ella, pero hay pocas fuentes que confirmen esta cuestión.

Fue en 1964 que Alice recibió el manuscrito de Alice's Adventures Under Ground, pero por aquel entonces -y por circunstancias que se desconocen, aunque bien podrían intuirse- los padres de Alice decidieron mantener las distancias con el reverendo.



A medida que avanzamos en la trama descubrimos que  este libro no es solo un cuento infantil, también esconde una gran sátira de la época victoriana y de las clases altas de la Inglaterra de la época, una crítica feroz al despotismo y la crueldad de un mundo gobernado por locos, y a la falta de imaginación del mundo de los adultos.

El autor utiliza sus conocimientos de matemáticas para hablar de fenómenos como la micropsia, que consiste en ver, de repente, objetos pequeños que parecen grandes y al revés: objetos que son grandes como si fueran diminutos, algo que le sucede constantemente a nuestra protagonista a lo largo de toda la historia, donde,a pesar de ello, es la única cuerda en un mundo lleno de locos. Nada de lo que sucede parece tener sentido y aún así, hay reflexiones que merece la pena que perduren en el tiempo por su gran significado:


"- ¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar?
-Eso depende de a dónde quieras ir -respondió el Gato. 
-Lo cierto es que no me importa demasiado a dónde... -dijo Alicia.
-Entonces tampoco importa demasiado en qué dirección vayas -contestó el Gato.
-... siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia tratando de explicarse.

-Oh, te aseguro que llegarás a alguna parte -dijo el Gato- si caminas lo suficiente".
Tanto el gato el gato Chesire como el conejo blanco imponen un gran sentido al cuento; el gato es ironía y humor, símbolo de inteligencia, y el conejo es el representante de un tiempo que no ha de recuperarse nunca. Que el tiempo puede cambiar, como el sentido de la vida, a veces en un segundo.
"- ¿Cuánto tiempo es para siempre? -pregunta Alicia
- A veces, solo un segundo. - responde el conejo-"
Creo que en el fondo todos hemos sido Alicia alguna vez en el transcurso hacia la madurez, la entrada a un nuevo mundo donde había que encontrar  un sentido y transitábamos por caminos inciertos. Y aún el tiempo pasa para no volver nunca.

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