sábado, 19 de agosto de 2017

Federico Garcia Lorca

El 18 de agosto de 1936, en el camino que va de Víznar a Alfacar, en Granada, fue fusilado por el régimen franquista, junto con varios escritores más, Federico Garcia Lorca. Su único delito: ser homosexual y comulgar con el bando republicano. 

Su sentido de la justicia le llevó a implicarse políticamente en muchas ocasiones: En 1924 escribió, junto a otros, una carta a Miguel Primo de Rivera a favor de la lengua catalana. Y se sumó en Granada, junto a Fernando de los Ríos y Manuel de Falla, a la rebelión de las provincias con el fin de regenerar España. Tampoco se quedó ajeno a lo que ocurría internacionalmente, y en 1933, protestó por el encarcelamiento de escritores alemanes bajo el gobierno de Hitler. 
Perteneció a la generación del 27, y por ello no rompió con lo tradicional aún buscando nuevas formulas poéticas. Su alma inquieta le llevó a Estados Unidos, Cuba, Argentina y Uruguay, proporcionándole una tremenda satisfacción personal y profesional que le reportó una idea más universal del arte y le permitió descreer de las fronteras políticas, sintiéndose de esta manera “hombre del mundo y hermano de todos”. Se enamoró de Buenos Aires y fue en su viaje a Río de la Plata donde consiguió el sueño de casi todo escritor: reconocimiento, admiración e independencia económica. 
Por esa misma alma inquieta que le llevaba a recorrer mundo y abrir sus miras, aparte de escribir y estudiar derecho, también tocaba el piano, grababa discos, actuaba en obras de teatro y pintaba, llegando a exponer sus cuadros en Barcelona, algunos de los cuales tienen mucha influencia de Dalí, con quien llegó a tener una relación. 

Empezó a ser muy criticado y censurado, y antes de que estallara la Guerra Civil le recomendaron el exilio. Sin embargo, él se negó y fue detenido y asesinado poco después.

Lorca tenía una sensibilidad especial que iba mucho más allá de su propia existencia: tenía premoniciones y escribió varias veces sobre su propia muerte, acertando en todo cuanto iba acontecer. Afirmaba que: "yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja, pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado”.

Hoy se cumplen 81 años que lo asesinaron , y el fanatismo sigue sin acabarse... 

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