miércoles, 9 de octubre de 2019

Fuimos, somos y seremos eternos desconocidos

Cuando conocemos a alguien y se convierte en nuestro amigo o nuestra pareja creemos que lo conocemos de verdad, en su profundidad, con todas sus aristas, pero no es verdad. Ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos porque nunca podemos llegar a saber cómo actuaremos ante las nuevas y complicadas situaciones que se nos presenten. Siempre podemos decir: “yo nunca haría eso”, o “yo haría esto otro”, pero no es verdad, hasta que no te ves realmente en esa situación no sabes cómo actuarás. Si decidirás un camino u otro, si tomaras una decisión u otra y hasta donde te llevará la que elijas. Es muy fácil mirar desde fuera, juzgar la vida de la gente y sus actos desde otra perspectiva. Y denota mucha ignorancia por parte de quien lo hace.
Si eso es así, si no podemos llegar a conocernos del todo a nosotros mismos,¿como conocer a la persona que tenemos en frente? No podemos. Nunca podremos conocerla del todo. Todos guardamos secretos inconfesables, heridas inexplicables, pensamientos inenarrables. 
En el fondo el hombre está solo y es, ciertamente, incomprensible para el otro. 

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