Las madres han ocupado siempre un lugar esencial en la literatura. Desde madres libres e inagotables, como la Anna Fierling de Bertolt Brecht a otras, castradoras y autoritarias, como la Bernarda Alba de Federico García Lorca o las que causan controversia por su falta de amor como la mamá de Matilda, de Roald Dahl.
Hoy seleccionamos para el Día de la Madre un puñado de libros maternales en homenaje a ellas:
Rebosante de rabia y amor, de incomprensión y ternura, este libro reúne las memorias de la escritora y activista Vivian Gornick. En ellas, Gornick camina con su madre, ya anciana, por las calles de Manhattan y en el transcurso de esos paseos va desgranando el relato de la lucha de una hija por encontrar su propio lugar en el mundo. Influenciada por dos modelos femeninos muy distintos que la joven ansía y detesta encarnar y que determinarán su relación con los hombres, el trabajo y otras mujeres durante el resto de su vida.
Un clásico que nos explica también la evolución del feminismo, de las luchas sociales y de las imposibles relaciones intergeneracionales.
Una madre es el retrato de una familia unida por los frágiles lazos de la necesidad y del amor y la mirada única de una mujer maravillosa en un momento extraordinario. Aunque también es un atisbo de lo que la condición humana es capaz de demostrarse y mostrar cuando ahonda en su mejor versión.
La protagonista,Amalia, ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño: reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja. Sabe que va a ser una noche intensa, llena de secretos y mentiras, de mucha risa y de confesiones largo tiempo contenidas que por fin estallan para descubrir lo que queda por vivir.
Nuria Labari se basa en su propia experiencia como madre para escribir este ensayo, y usa las voces del pasado de Lucy, la Cenicienta, Platón, Teresa de Jesús, Darwin, Maupassant o Simone de Beauvoir.
La protagonista de la novela tiene 35 años y es estéril cuando decide ser madre. Cinco años y dos hijas después cree haberlo ganado y perdido todo. Es entonces cuando decide escribir una historia que es un duelo entre la escritora que fue y la madre en que se ha convertido.
“La madre rara vez es un sujeto activo en la literatura, ella no escribe, sino que está escrita”, asegura la autora de esta novela que a desmonta el mito de la maternidad sin por ello prescindir de celebrar el origen de la vida.
La madre de Albert Cohen murió en Marsella bajo la ocupación nazi. Para Cohen, que se encontraba exiliado en Londres, jamás pudo perdonarse esa y tantas otras ausencias, así que diez años más tarde publicaba este sobrecogedor y desesperado Libro de mi madre, en el rendía tributo al amor maternal, desesperado e incondicional, que marco su vida indeleblemente.
Una narración de la que se ha dicho que es la más bella novela de amor que jamás se haya escrito. Desgraciadamente está descatalogada y es difícil de encontrar en librerías de segunda mano. No obstante, se puede acceder a este libro gracias al catálago de bibliotecas y de forma digital en internet.
En Diciembre de 1970, durante ocho días, mientras su madre agoniza, Georges Simenon permanece a su lado en el hospital. Durante esos ocho días estos dos seres, que jamás pudieron amarse, tal vez porque jamás pudieron hablarse, intercambian pocas palabras pero se miran intensamente, con cierta perplejidad y desconfianza. De hecho, al ver entrar al hijo mayor en la habitación, la madre le pregunta con frío asombro: «¿Por qué has venido, hijo ?», deseando probablemente que hubiera sido el otro hijo, el más joven, el amado, el que la acompañara en sus últimos momentos. Pero es el hijo una y otra vez rechazado quien, a sus 67 años profundamente marcados por ese desamor y esa indiferencia, la asiste hasta el final, entregado a toda suerte de recuerdos y sentimientos contradictorios, desgarrado entre el resentimiento, un insoportable sentimiento de culpa y el deseo de ser reconocido. Coincidencia o no, motivo de estudio para psicoanalistas y estudiosos de su obra, el caso
Carta a mi madre está considerada por la crítica mundial no sólo como una obra de rara calidad literaria, sino también como la clave para comprender toda la extensa obra de Georges Simenon.
La actriz y escritora Angelika Schrobsdorff reconstruye aquí la biografía íntima de su madre, Else Kirschner, una mujer nacida en una familia de la burguesía judía de Berlín, liberada de los prejuicios de su tiempo y deseosa de casarse con un artista (y no con el "excelente partido" que le han buscado: un comerciante adinerado y maduro).
Marcada por el caos afectivo, la impetuosidad, las contradicciones y el sufrimiento, y viviendo siempre al límite en la bohemia berlinesa de los "locos años veinte."
Su existencia organizada en torno al amor y a “la compulsión de mantenerse siempre despierta” se desmoronó con el nazismo.
Milena Busquets retrata aquí a su madre, la editora y novelista Esther Tusquets, creadora de Lumen y una de las grandes protagonistas de la edición española de los años 70 y 80.
Busquets también rinde homenaje a una época y un paisaje, esa costa mediterránea de inacabables amaneceres, y a una forma de vivir mediterránea, única y feliz, tejida con la complicidad de amigos y familiares. Aunque algunos pasajes del libro descubren ocasionales desencuentros entre madre e hija, estas páginas dan cuenta de la reconciliación definitiva, humana y profesional, que las unió poco antes de la muerte de la editora.