lunes, 10 de febrero de 2020

Escritoras Audaces (I): Christine De Pizan, la primera mujer que se ganó la vida escribiendo.


Christine de Pizan (1364- 1430) es la primera mujer que conocemos que pudo ganarse la vida escribiendo. 

Fue su padre, -médico, astrólogo y asesor de Carlos V-,  quien le inculcó la sed por el conocimiento y se ocupó de su formación a pesar de que la madre no estaba de acuerdo con ello pues por aquel entonces era un ámbito que estaba relegado únicamente a los hombres y ella pretendía que tuviera una vida acorde con las mujeres de la época, es decir, que se casara, tuviera hijos y se ocupara de la tareas del hogar. Por suerte, su padre ganó la batalla y le abrió las puertas de la gran biblioteca real de Carlos V, donde aprendería varias lenguas, entre ellas el latín, lo que le permitiría tener acceso a los grandes conocimientos sobre teología, filosofía y ciencias, y donde llegarían a formarse sus grandes dotes de escritora, filósofa y poeta. 

Se casó con quince años y lo hizo con Etienne Castel, notario y secretario del rey, del que estaba profundamente enamorada y con el que tuvo tres hijos. Etienne también la alentó a seguir aprendiendo y escribiendo, y así lo hizo hasta que a los veinticinco años su vida se truncó de forma repentina, perdiendo a su padre, a su marido y a  uno de los hijos, con graves problemas económicos y quedando a su cargo sus otros dos hijos, su madre y una sobrina.


Para una mujer de su época había entonces dos salidas: volverse a casar por mera conveniencia o recluirse en un convento, pero Christine eligió un tercer camino: dedicarse a escribir de forma profesional.

Lo primero que escribió fue por encargo de la corte: una elegía de Carlos V que le supuso una gran recompensa económica que le permitiría poder seguir escribiendo y mantener a su familia.

Sus primeros poemas describen el dolor por la pérdida de su marido, y pronto ampliará su temática introduciendo aspectos filosóficos y políticos convirtiéndose en una defensora acérrima de los derechos de la mujer.

Un buen ejemplo de ello es la réplica que escribe contra el Román de la Rose de Jean de Meung,  Querella del Roman de la Rose donde Christine defiende la imagen negativa que se tenía de la mujer, o  La Ciudad de las damas (1405) donde critica el sistema misógino y reivindica el papel de las mujeres como ciudadanas, status que entonces era exclusivo de los hombres pues las mujeres tenían vedada la esfera pública. 


Christine se convirtió en la primera feminista de las letras francesas y creó un movimiento en defensa de la mujer: Querelle des Femmes, donde participaron pensadoras e intelectuales con la intención de conseguir la igualdad entre hombres y mujeres.

Debido a la guerra civil entre borgoñeses y armañacs, Christine abandona París en 1412 para recluirse, junto a su hija, en el convento de Poissy, donde escribe sus últimas obras, entre ellas: Canción en honor de Juana de Arco (1429), donde morirá a los 66 años.

Se le reconoce como la primera mujer que se dedica profesionalmente a escribir y es considerada como la precursora del movimiento feminista. Sorprende ver como sus textos siguen tan vigentes hoy día.

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